Así te distingues porque, para mí, resumes la maternidad
de la noche y la concepción del día, y desde la voluminosidad de la luna hasta el
emporio del sol, pasas por mi alma y por mi corazón como las alas de mis sueños
y como las raíces de mi intelecto.
Cualquiera
podría componer la palabra amor con cuatro letras, a-m-o-r; pero deletrearte es,
para mí, descubrir todo un nuevo abecedario que bien podría empezar con tu
nombre, Andrea y acabar con el verbo
‘zarpar’ (que es llevar más allá de
uno mismo, haciendo que toda persona crezca mientras exista un fuerte vínculo) y,
en medio, una infinidad de poesía que describiría todo el talento que ofreces
para cada uno de mis sentidos…
Y es que a mis ojos, les enseñas qué es ese
concepto de belleza que se revela en una forma voluptuosa de mujer; a mis oídos, les educas con el sonido de
tu sonrisa, una sinfonía de notas que siempre que lo necesito suenan in crescendo; a mis manos, las ilustras en
la intimidad del deseo, la carne, la piel,…y si ése es el fuego del infierno,
oh, bienvenido sea. A mi boca, la
cultivas de besos, de un aguacero de pasión que ya quisiera para sí aquel
diluvio universal. A mi nariz, la
inicias en el perfume maravilloso de la familia. Pero para mi sexto sentido, has reservado lo conspicuo de tu ser…esa cosa
graciosa, deleitosa que es ser amado, esa forma honda, entrañable, que es ser
padre; ese hecho de reflejarme, de sublimarme, de enclavarme como un hombre que
te ama desesperadamente, sin modo ni manera de concebir que algún día te pueda
perder…
Tú que me has visto NACER, me verás MORIR con mi
amor por ti tan vivo y tan real como aquel momento tan íntimo en que el corazón
te dice:
‘Da gloria a tu odisea,
Ten tu nombre de amor,
Que no se llama amor,
Pues su nombre es Andrea’.
Yo
puede que ignore muchas cosas que ni siquiera sé nombrar; pero lo que sí
conozco, son esas cosas que significan el abecedario de mis emociones, de mis
sentimientos y cuyo título es y responde a tu persona como el mejor resumen de vida,
de amor y de amistad.
Nuestra
hija Dafne, la cura de nuestros males, nuestra inmortalidad, ha completado otro
ciclo de vida, 9 meses, y con cada minúscula señal de que es capaz, nos envía
un mensaje tan vívido y tan exaltado de adhesión a todas las palabras que te
dicho, amor mío, que no quiero que tú tampoco ignores cuánta felicidad albergo
(tanta que se desborda hasta el lloro) dentro de mí.
La
verdad es que es bueno ser rey, nacer con estrella,…Gracias, amor mío.
¿La
verdad, toda la verdad, nada más que la verdad?…Qué fácil es el ideario que
siempre adopta la misma respuesta…¡Te amo!. Pero es que lo más fácil que me ha
dado esta vida es amarte.
Besos, amor.
P.D. Nuestra hija Dafne sabe de
qué hablo, sus ojos expresan un fulgor fabuloso toda vez que nos besamos…Ha nacido
del amor y para el amor se ha concebido. Gracias ¡mi ojitos de mar!, ¡mi bolita
mágica!
Alison Krauss, la voz cantante y “fiddler” del grupo, es
una artista americana de Bluegrass (música emparentada al
country y que se toca sólo con instrumentos de cuerda: fiddle, dobro,
contrabajo, guitarra, mandolina, banjo, etc.) nacida en Decatur, Illionis el 23
de Julio de 1971, con un don especial, el timbre de su voz. No hay más nada que
justificar en su arte que el que haya sido bendecida por ese instrumento
intrínseco que son sus cuerdas vocales. A veces, sucede en la historia de la
música que nace un portento así, con el tono de voz exacto para establecer un
antes y un después en la expresión artística-musical. Y Alison Krauss es uno de
esos casos. Inimitable y perceptible para los profesionales de la “star spangled” musical americana, como
una de sus más brillantes exponentes.
Ella ha sido el viento y la montaña de este
género musical, el Bluegrass, en estos últimos años, y ya desde su minoría de
edad, ha cimentado su carrera rodeada de grandes figuras del panorama
bluegrass.
Con
apenas 14 años, edita su primer álbum y poco años después, cumplidos los 18
años, forma el grupo Alison Krauss & Union Station para ir de la mano,
juntos hasta el estrellato.
En su carrera nunca se ha caracterizado por
ser compositora, es más una intérprete y una directora de orquesta o alma máter. Para ello, siempre ha tenido
una baraja enorme de letristas (entre ellos, los propios miembros del grupo) y canciones/versiones que han configurado unas grabaciones brillantes y efectivas
para deleite de sus seguidores.
Los demás miembros, todos masculinos, también
son consumados artistas. Pero de todos ellos hay que destacar a…
Jerry
Douglas y su dobro por toda la historia
que tiene a sus espaldas. Figura capital del género, ha tocado para una lista
interminable de artistas, ha desarrollado una carrera en solitario y finalmente
se ha quedado como miembro de lujo de este grupo. Su feeling es excepcional, escucharlo es sentir que la música es algo
íntimo y pasional. Una verdadera experiencia para los sentidos.
Dan Tyminski es otro de los miembros relevantes del
grupo…Su voz, cosechada en las raíces del género, es calibrada y melodiosa y da
la alternativa vocal a Alison en varias composiciones sin perder relevancia con
su consumado toque de guitarra.
Ron Block, banjo, guitarra y composición, tiene el
aire mágico necesario para conformar el sonido espectacular que ha llevado a
caracterizar cada actuación de Union Station como un deleitante acontecimiento.
Y, por fin, Barry Bayles, contrabajo y “sound rounder”, o lo que es lo mismo,
el encargado de redondear el sonido del grupo. Todos ellos, significan que yo aún siga creyendo que, a día de hoy, se puede encontrar buena música, tocada con clásicos instrumentos e interpretada con arte moderno, sin menoscabo de cánones artísticos en ese deteriorador marco comercial.