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miércoles, 11 de enero de 2012

 

Admirar esta pintura, presenciar tal verdadero ejemplo de arte, hacerla mía, desde el punto de vista de su interpretación, hace que me sienta más vivo. El motivo de tamaña aseveración, es que me reconforto en la idea de que en algún momento de la historia conocida ha habido un hombre capaz, más allá del respiro del cuerpo, de insuflarme el suspiro del alma hasta alcanzar el sentimiento romántico que trasciende en esta obra. Que un hombre como yo, ya del siglo XXI, mantenga una vigencia sensible (admirando la obra) igual a la resolución maravillosa de otro hombre, allá por el siglo XIX, para realizarla, habla muy a las claras de la perdurabilidad (y de la densidad) del hombre a través de la sensibilidad.
 Ese viajero, en posición íntima, de espaldas a nuestra visión contempla la sublimación de la naturaleza. El cielo y la tierra se funden en un vaporoso abrazo. Y aquí se ve representada el alma, etérea, en el ámbito de esa belleza arrogante en las alturas.
 La profundidad de ese espacio insondable bien pudiera traslucir la vida como una distancia ardua y misteriosa, ante la cual ese caminante adopta una postura firme, contemplativa y majestuosa, imaginando, soñando, reflexionando… situado en lo alto de ese risco, con honores de altar. Como decía aquel memorable poeta, “El hombre es un rey cuando sueña y un mendigo cuando reflexiona”. En este marco, el hombre es verdaderamente un rey ante la naturaleza, cuando llega a comprender lo que le rodea; pero también un mendigo, cuando se compara a ella.
 En otra cara de este prisma artístico, podemos ver el hombre ante la soledad, ante sí mismo, eludiendo la sociedad, el sistema, las infracciones del mundo civilizado, revelándose como individuo y entendiendo qué pequeña criatura es ante la creación. La naturaleza lo es todo, está en todas partes…es Dios.
 El pintor alemán Caspar David Friedrich, autor de la pintura, es el principal referente a la hora de sumergirnos en ese movimiento romántico surgido en el siglo XVIII y extendido a lo largo del siglo XIX.  Su inspiración como un acto de revelación (y de rebelión) del paisaje en asociación a los sentimientos del ser humano permite al diletante completa libertad para entablar su propia relación con cada uno de sus cuadros.
 Este cuadro titulado “Viajero frente a un mar de niebla” es un óleo sobre tela de 1818 y se puede contemplar en el Museo Kunsthalle de Hamburgo.

martes, 10 de enero de 2012

Sam Cooke

Sam Cooke singin'

Silencio. Estado en el que se abstiene uno de hablar y donde no existe ruido.
Música. Arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, de suerte que produzcan deleite, conmoviendo la sensibilidad, ya sea alegre, ya tristemente.
Sam cooke. Cantante estadounidense de música góspel y soul.
Canción, “He'll Make A Way”
Silencio.