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jueves, 11 de septiembre de 2014

Cinco años de puro agradecimiento.

NARCISO, CARAVAGGIO.


Al igual que hizo Narciso
que buscaba algún reflejo
de algo de un mundo distinto,
de algo si cabe más bello...


Yo te buscaba afanado,
queriendo llevarte dentro,
a que me vieras mi alma
como si fuera tu espejo...


Y allí te encontré de pronto
como escapada del cielo,
como una lágrima suelta
que llorara San Lorenzo...


Fundaste mi corazón,
entonces, con sólo un beso;
como un rayo hendido en mí
y parecí Prometeo...
desencadenando el mundo
de las cadenas del miedo.


Libres mis brazos estaban
de arrastrarte hacia mi cuerpo
y sentir humanamente
tu divinidad de acuerdo...
a que eres el ser divino
que vino a aplacar mis ruegos.


Oh, ninfa de la Beocia,
de algo sumamente espléndido
me hablaron tus ojos cuando
viniste a ser mi reflejo.


Y así reflejado en ti,
lo cierto es que estoy perplejo
pues el amor que me infundes
hace detener el tiempo.


Y aunque fueran cinco años,
siempre revivo el momento
de cuando la soledad
se fue...para ser tú, luego.