Que tu vida empezó el veinte de Febrero de 2012, eso
ya lo sabemos,… ¡Cuánto te habrán contado sobre aquel día en que pusiste tus
pequeñas extremidades al amparo de tu madre! ¡Cuántas veces te habré contado yo
cómo te corté aquel cordón extraordinario que nos unía y nos unirá para
siempre, cómo lloré en tal estado de fruición que las lágrimas eran tan dulces
como el hidromiel de los dioses! ¡Y qué estampa, la de mi amor, personificado
en dos axiomas femeninos cómo nunca antes pudieron verse, así de comprometidos
y de emparentados!
¡Nervios,
euforia, lágrimas, alegría, cansancio, descanso,…!, y muchas más distracciones
llegaron con tu vida. Pero, y ¿qué ocurre contigo? No te acordarás de nada. Aquellos
tiempos pasarán para ti como las páginas de un libro que tu cerebro ha decidido
tirar, ¿será que los esbozos, los preámbulos, aún por definir de tu vida, no
son significantes para formar parte de este conjunto de horas cíclicas? De
cualquier manera, he de decirte que por extraño que te parezca, la vida, tu vida,
como un periodo consciente y cognitivo, todavía no ha tenido lugar para ti…No,
hasta ahora es tu madre y soy yo (tu padre) los encargados de llevarte por este
camino primigenio; pero, créeme, lo hacemos lo mejor que podemos. Hasta ahora,
todo marcha bien. Tu madre y yo, juntos, siempre hemos formado un equipo
formidable (¡ya antes de tu aparición!). Y con el paso del tiempo, te
preguntarás ¿cómo es que soy tan distinta de los demás, cómo me siento tan
feliz entre tanta gente apesadumbrada? El secreto lo tendrás delante de ti
cuando, crecida y preciosa, te des cuenta de todo el cariño y mimo que te
dispensamos…No en vano, te diré que fuiste un tesoro difícil de encontrar y es
que no fue fácil encontrar a tu madre entre los derroteros selváticos de mi
vida. Pero una vez hallada, lo demás fue tan cómodo como tumbarse a placer en
una playa paradisíaca.
Ni que
decir tiene que tu madre está chiflada por ti, te come a besos, te estimula, la
estimulas; habéis entablado una relación muy hermosa, se os ve necesarias y
umbilicales, la una con la otra. Es un gozo sentarme en donde estáis y ser un
mero espectador de tan fabuloso teatro afectivo. Te encanta ver cómo nos
besamos (eso es que sabes que ese gesto forma parte de ti, está en tu alma y en
tu corazón como el ADN que te define). Eres un revoltijo, empiezas a expresarte
graciosamente y nos estás dando los mejores momentos de nuestras vidas. ¡A
veces, también los peores! Es cierto que soy un poco histérico pero ayer, por
ejemplo, te caíste de la cama, durmiendo, y no pude evitar que el corazón me
diera un vuelco…No puedo negar que si algo te ocurriese, me volvería loco. No
te preocupes, algún día te lo contaré y nos reiremos de todas estas cosas.
Hoy, mientras tus recuerdos tienen las propiedades
ciegas del sueño, los nuestros estarán tan vívidos en nuestra mente que seremos
capaces de plasmártelos tal cual ocurrieron, aun cuando el tiempo y el olvido
jueguen en nuestra contra. De eso, me encargo yo…te mantendré informada.
Te quiero, vida mía.
Eres la esfera luminosa y ancha, la que me
ensueña, la que me enseña, la que me revela todas las ideas de belleza y si por
ti he sido y seré más,…Sin ti, amor mío, seré siempre menos.
Tu madre,
ahora, debe de estar dormida a tu lado, ¡dormid pues luceros hasta que llegue
yo, os encienda y me hagáis iluminado!
No hay comentarios:
Publicar un comentario