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miércoles, 2 de abril de 2014

A mi dadora de Hipocrene...

Mujer amada, esposa mía, el verso
me nace de mi esencia, de mi entraña,
me sale de un purísimo universo
que escinde de la vida su patraña.

Lo mismo es expresivo que introverso,
igual que extiende un mundo, lo ermitaña;
mas sea dicho que es de un solo anverso
detrás del párpado y de la pestaña.

Su mano bebe de una fuente pura,
cuyo torrente sólo se depura
con el poder de la imaginación.

Y si agua somos, soy la inundación
del manantial que impreso de ternura
desagua en mi baldío corazón.


Y al final, recito:

"De agua soy,
de agua bebo
de lágrima,
de contento"

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