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viernes, 22 de febrero de 2013

Mi cosmos...




En esta solitaria hora estaba cavilando que verdaderamente el arte es la constelación del espíritu humano; es la esencia de la que parten todas las cosas, la profundidad insondable e impredecible y es así porque existe y porque no sabemos por qué existe.

En relación a todo esto, me viene a la mente que, de cuando en cuando, algún amigo o conocido me ha preguntado con aire curioso, a veces, o sardónico, otras muchas…qué sentido le encontraba a visitar cementerios para encontrarme allí con seres relevantes de la Historia…Pues bien, ahora tengo una alegórica interpretación de tal actividad deleitante para mí:

Al igual que existe la Luna, el Sol, las estrellas o los astros y con ellos, las lluvias de estrellas, los eclipses o los cometas; desde que el mundo es mundo y desde nuestra más temprana edad, siempre nos hemos sentido atraídos por ese cosmos maravilloso, engendrador de imaginaciones y de sueños. Pero yo además de ser partícipe de todas estas aventuras, confieso que visitar a esos seres llenos de beldad, de brillantez y clarividencia me suscita la ocasión de contemplar una constelación humana sobre la tierra sin tener que morir, si acaso, y llegar a ese postulado cielo que profesa la pseudo-inteligencia. No necesito para ello ver la materia, el motivo fabuloso de esta experiencia radica en hallar un punto clave que haga sonar la fanfarria de la imaginación. Quedar fascinado un momento soñando que, de algún modo, he podido compartir el mismo espacio que esos prodigiosos seres. Ésa es la gloria: el tributo del hombre futuro al hombre sobresaliente del pasado.

Mors nulla est pro vobis.

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