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lunes, 6 de febrero de 2012

Inspiración poética sobre una pintura.

Mujer frente al sol poniente. 1818. Óleo sobre lienzo. Museo Folkwang, Essen, Alemania.  


La virtud nació en mi espíritu,
Ya murió la medianía
Y en mi corazón, con salvas,
Se festeja tu venida.
Andrea, tu pertenencia
Solventa la carestía
De mis días malhadados
Y mis noches desvalidas.
Eres la paz de la aurora
Y la fiebre vespertina,
El color de la salud
Y la fuente de la vida,…
Y así hasta afiliarme a ser
Un deudo de la alegría.

Nace el día de la calma,
Aparece tras la colina
El sol de la primavera,
Bendita iconografía.
Las penumbras del pasado,
Esas rocas desvalidas,
Cayendo ante tu figura
Presente, noble y erguida.
Atrás yo, cegada imagen,
Que te mira y se extasía.
Delante tú y tu mirada,
Ardiente, libre y colorista.
Es un cuadro que desvela
El corazón como firma
Y una pintura que lleva
El amor como artista
Para pintar tu retrato
Con afán de idolatría,
Como un lucero de plata
Que reflectara a la vista
La visión de una opulencia
Y una pureza divinas.

Oh, Andrea, Andrea,…surges
En los ecos de mi lira
Como nuncios que delatan
Mi corazón que delira
De pasión y de esperanza,
Protectoras y solícitas.

Dulce mía, oye mi alma
Como arrullada te pía
Pues por ti galardonada
Se ha acordado de la vida.

Dulce mía, óyeme a solas
En esta apartada orilla,
Donde la naturaleza
Nos ha tomado a su filia.

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