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martes, 3 de abril de 2012

A John Keats...

Retrato de John Keats por William Hilton. National Portrait Gallery. Londres.


Hubo una vez un joven poeta inglés, allá por mi amado siglo XIX, conmocionado por un espíritu de sublime refinamiento en la vida y en la muerte hasta hacer de la verdad, el amor y la poesía el símil tríptico del ser humano, véase,  la mente, el corazón y el alma.

 Este lírico joven viajó incansablemente por los lindes de la sensibilidad humana, profundizando en los laberintos del saber y en los jardines del sentimiento y de esos viajes nos legó las vivencias y las obras dignas de un ser sobrenatural,…Pero por tal excelencia topó con la incomprensión de aquellos mortales que no atendían las mismas exigencias de nobleza y de sublimación a las que él acostumbraba.

 La muerte ávida también de su alma, le persiguió afanosamente hasta que resultó victoriosa el infausto día romano del 23 de Febrero de 1821. John Keats, que así se llamaba, moría de tuberculosis en aquel fatídico momento a la edad de 25 años. Enterrado en el cementerio protestante de Roma, en su lápida puede leerse este epitafio:

 ‘Esta tumba contiene todo lo que era mortal, de un joven poeta inglés, quien en su lecho de muerte, en la amargura de su corazón, en el poder malicioso de sus enemigos, deseó que estas palabras se grabaran en su lápida: Aquí yace uno cuyo nombre fue escrito en agua.’

Cuanto sigue, lo he escrito en su honor:

Escuchen, escuchen,…
Favor sin igual
Se cierne en la historia
Del hombre al cantar
Los versos ilustres
De aquél que en el mar
Vio escrito su nombre.
“Belleza es verdad,
Verdad es belleza…”,
Decía ideal
Al verse en el alma
Poeta inmortal.
Le leo y mis lágrimas
Son agua y cristal
Que sirven de medio
De ver más allá
Del tedio de vida,
Del linde mortal.
Al pie de su sueño,
Quién pudo soñar
Cual Él que soñaba
Cual nadie jamás.
Oh, inglés, que Inglaterra
Ayer fue tu hogar,
El mundo hoy te sirve
Y me hace expresar:
Su nombre es el nombre
Que apresta a nombrar
La tierra que busca
El oro mostrar.
Su nombre es el nombre
Que apresta a jurar
El cielo que anhela
La gloria anunciar.
Así mi recuerdo
Te guarde, Adonáis,
Precepto de hombre,
Valor de deidad.

Tumba de John Keats. Cementerio Protestante de Roma.

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